Somos seres hablantes y hablados. Antes de nacer ya nos hablan nuestros padres y nos ponen un nombre que eligen por y para nosotros. Somos ese nombre, las palabras que nos habitan y los decires de los otros. Somos un cúmulo de palabras que aprendemos, algunas que elegimos y otras que, sin que nos representen, tomamos prestadas por modas y jergas de la sociedad y del tiempo en el que estamos insertos.