Vivo de frente a la altísima ‘Cruz de la barda’, como la llaman habitualmente. Todos los días puedo saludar desde mi ventana al crucificado. A quien anuncio vivo, crucificado, muerto y resucitado.
Él reina sobre toda la ciudad esculpido en madera que mide nueve metros, y se extiende sobre una cruz de hierro de veinticinco metros de alto. El ‘Cristo de la Hermandad’ está emplazado en el Balcón del Valle, gracias a nuestro querido obispo Marcelo Melani que ya lo mira desde el cielo.