En los últimos tiempos y habiéndose puesto de moda la palabra empatía, escuchamos decir con demasiada frecuencia que “hay que ponerse en la piel del otro” o “hay que ponerse en el lugar del otro”, con algunos etcéteras que cada quién adapta o adopta según refranes recibidos o frases más o menos grandilocuentes. Todas son expresiones que demuestran el esfuerzo que se debe realizar en esta tarea que indica la necesidad de ser empáticos con el otro. Queda claro que el otro es genérico y habla de esa otra persona –cualquiera sea su sexo, género, creencia, etc.─ que produce la alteridad y configura a cada uno también como su otro.