Al principio existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
Juan 1, 1
En el centro mismo de cada cruz plantada
en el agujero
en el hueco
en lo que horada
se abisma presurosa la Palabra
que desde el cielo baja
en madero
y en luz se levanta.
Allí donde las sombras se estremecen
y las espaldas del amor se nacen anchas
en el centro exacto de mi nada
donde no soy y no puedo llegarme
donde mi pobre soledad se ata a las brisas
para volar en andas y no calla
allí baja y se levanta
en son de eternidad
la luz que estalla.
En el preciso instante de la verdad ignorada
cuando la sed de Dios es maltratada
en tiempo de oquedades
de la inmensidad del horror
del hambre de sentido
que sin rumbo vaga
allí se clava.
Y la Palabra es pan y la Palabra canta.