“El fuego arde según el combustible, y la disputa se enciende en la medida del empecinamiento;
según sea su fuerza, será la furia de un hombre, y según su riqueza, dará libre curso a su ira.
Una discordia repentina enciende un fuego, y una disputa precipitada hace correr la sangre”.
Libro del Eclesiástico 28, 10-11
La piel cuando se corre el velo.
La nostalgia sin recuerdo.
La verdad no encontrada.
La justicia sin sol.
La vacía morada.
El rostro inerte del frío.
El amanecer sin manta.
El anochecer sin abrigo.
El dolor sin techo.
El niño desaparecido.
La muerte silenciada.
La belleza desnuda.
La escondida certeza.
La luna sin mirada.
La pobreza extendida.
El manto de silencio.
El hielo en las miradas.
El sudor hecho sangre.
El castillo sin cimientos.
El pasado borrado.
La mano agarrotada.
La impotencia que insiste.
La página reciente.
La palabra muda.
La voluntad guardada.
El grito redondo.
La inútil despedida.
La soledad maniatada.
Enteramente la vida.
Arde Dios Trino.