Te busqué por la duda:
no te encontraba nunca.
Me fui a tu encuentro
por el dolor.
Tú no venías por allí.
Pedro Salinas
Tu sed también es mía.
Te atraigo hacia mí
me perteneces.
Te hago desear la hora y
aquel día.
Te estaba dado el amor
más allá de la muerte.
En el sol está el alba
y en la luna el ocaso.
Como la aurora en la mañana
se estremece,
así tu alma encontrará la suya
en el mar del cielo
donde la playa crece.
Como la savia y el árbol
como el rosal y la rosa,
ligeras en mis manos
tu vida y tu muerte
son la misma cosa.
LC
Octubre 2013