Presentación
Este libro de poemas es el testimonio de mis últimos 16 años de vida, en la provincia de Neuquén. Después de un largo tiempo de búsquedas, este es mi proceso imparable desde mi vuelta a Dios, de una vida centrada en el espíritu.
Es mi tiempo de conversión en el seguimiento libre y radical del Jesús vivo y presente en la historia de la humanidad toda.
Estos versos están respaldados por mi encuentro íntimo y agradecido con cada una de las personas de la Trinidad. Al Padre, por el Hijo, con el Espíritu Santo.
Gracias a este Dios Uno y Trino que nos ama tanto, pude reconocer, aceptar y trabajar mis heridas más profundas. Un camino que no se acaba nunca y que en cada paso nos regala la felicidad de ir conociendo la voluntad de Dios.
Buscarme, bucear dentro mío, saber quién soy y cómo soy, es quizá la tarea más compleja y difícil que puede abordar una persona. Pero de la mano de quien es el camino, la verdad y la vida, podemos sostenernos y mirar amorosamente nuestras lesiones internas para dejar que Él las sane.
Con el Amor y la Misericordia de Jesús vivo y presente −en su Palabra, en la Eucaristía y en la Reconciliación− podemos convertir nuestras vidas. Y como personas amadas que somos, nos vamos parando sobre nuestra dignidad inalienable y sobre la libertad que nos constituye.
En estos tiempos que vivimos, es su Espíritu Santo quien nos acompaña, nos sopla al oído, alienta nuestros cambios y enciende el fuego de la Esperanza hacia una vida mejor.
Soy testigo del amor de Dios Uno y Trino porque lo vivo día a día. Soy testimonio si me expando en obras por la verdad, la justicia y la paz.
Y caminamos con el escudo de la fe por delante, el casco de la salvación como divina herencia y la inmensidad de la Palabra que es como espada de dos filos porque “ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. (Heb 4, 12)
Que la búsqueda de la armonía trinitaria –en cuerpo, alma y espíritu− nos permita vivir en la verdad, la justicia y la paz.
Que la vida sea siempre hoy, en presente continuo, para experimentar constantemente la eternidad para la Eternidad.
Enero 2022

Fotografía: Claudio Borja.
Dedicatoria
Dedico este libro a quienes acompañaron mi camino en la Fe y partieron luego de haber sembrado Amor y Esperanza viva en mi corazón.
A mi mamá Lilí, que pudo ver su sueño cumplido antes de partir: la conversión de sus hijos.
Al padre Roberto Gómez, quien me recibió en la Iglesia Católica y, ante mi demanda, con el corazón abierto de par en par, no dudó un instante en darme la Primera Comunión.
A Ricardo Boretto, mi padrino de Confirmación, mi hermano, mi amigo, que acompañó mis impaciencias con firmeza y oración.
Al padre Alberto Ibáñez Padilla, quien guió mi curiosidad, alentó mi encuentro con las tres personas de la Trinidad y me ofreció su sabiduría con generosidad y humildad.
A Gertrudis Huincamán, hermana caminadora que Dios quiso regalarme para ser testigo de una entrega sin igual y mostrarme la sencillez que aún debo aprender.
A Elba D. de Barros, hermana y amiga con la que pudimos vincularnos más allá de todas las barreras de nuestra humanidad y en el camino certero hacia lo sobrenatural.
Siempre y en toda ocasión, a mis hijos, Juan Pablo y Diego, entregándoles lo único que tengo verdadero: Amor, Fe y Esperanza.