Poesías

Inagotable

“Cuando me dediqué a conocer la sabiduría y

a ver la tarea que se realiza bajo el sol,

sin que los ojos se entreguen al sueño ni de día ni de noche,

entonces yo vi toda la obra de Dios”.

Eclesistés 8, 16-17

La pluma gime y se quiebra.

Vuela sin tinta.

Sin alas

que puedan sonar al aire.

Se le escapan

una a una las palabras.

Ciega si fuera extraviada.

Remonta el sigilo la noche.

Abrasa brutal la entraña.

Muda de la tibieza.

Parpadea. Calla.

Es hija de una luz blanca.

LC

16.11.23

Fotografía: Amanecer desde un colectivo

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